viernes, 5 de diciembre de 2008

¿Cómo trabajamos? De la biblioteca al cucharín (Parte II)

Una vez que has localizado el sitio (así llamamos a los lugares que presentan evidencia arqueológica), el siguiente paso suele ser excavar parte de los mismos, en lugares en los cuales tenemos indicios de que poseen información valiosa para responder nuestros interrogantes. Excavar es proceder hacia atrás, como quien ha perdido un objeto y debe volver a reconstruir la jornada, volviendo en sus recuerdos hasta hallar el que le da una pista sobre su ubicación.

Esto no es tan fácil. Pensemos, por ejemplo, en cómo sería el registro arqueológico de la última vez que se reunieron con sus amigos a comer un asado en el patio de la casa de uno de ellos. El escenario de esta situación mostraría la parrilla con el carbón prendido y la carne puesta a cocinar, una mesita al lado con el pan para los chorizos y las ensaladas sin condimentar, y un poquito más lejos una mesa con los platos, cubiertos y botellas alrededor de la cual se disponen los comensales. Si por casualidad tal reunión se desarrollara a la sombra de un volcán y éste entrara en erupción justo en ese momento, es probable que en la escapada para alejarnos de la lava y la ceniza dejáramos todo tal y como está y saliéramos a las chapas. Si un arqueólogo pasara por allí unos cientos de años después, la observación de la comida puesta al fuego, la vajilla dispuesta sobre una mesa y muchos otros pequeños detalles le permitirían reconstruir con bastante precisión la escena original.

Sin embargo, este tipo de desastre geológico es muy poco común; por lo general, el abandono de un sitio por parte de sus ocupantes se da de modo más lento y planificado y el registro material se ve sometido a un largo proceso de transformación y redefinición antes de quedar sepultado, antes de transformarse en registro arqueológico. Pensemos ahora que ningún volcán estalló la noche del asado y que los amigos terminaron con tranquilidad su comida con la consecuente modificación del cuadro inicial. La mesa quedará completamente despejada, la vajilla será lavada y guardada en su correspondiente estante, tal vez un par de botellas de vino tinto quedarán desprolijamente tiradas entre los canteros y los perros se pelearán por los huesos con carne y los pedazos de pan que sobraron, depositándolos luego lejos del sitio en el que habían sido descartados.

Con el paso del tiempo todas las actividades desarrolladas en este patio irán acumulando diferentes restos materiales, al primer asado se le sumarán otros, cuyas evidencias se mezclarán con los anteriores; mientras que el viento, el crecimiento de las plantas, el vecino que camina todos los días por el patio, y otras tantas cosas, mueven la tierra de un lugar a otro haciendo que unas cosas se tapen y otras se destapen. Estos diversos "agentes" de depositación y erosión, actúan de diferente manera haciendo que su influencia sea reconocible en el suelo, ya sea por el color o la dureza del mismo, etc. Cada una de estas capas de suelo, con sus características propias y diferentes unas de otras, son llamadas estratos. Conocer el orden y las razones por las que estos estratos se originaron, se denomina "estratigrafía". Esta actividad nos proporciona algunas de las evidencias más fiables para dos cuestiones que suelen ser muy relevantes, las actividades humanas en un período de tiempo determinado, y los cambios experimentados por esas actividades de una época a otra. Los objetos que encontramos en un mismo estrato generalmente nos informan sobre actividades que sucedieron en la misma época, mientas que si observamos la relación entre los objetos que están en diferentes estratos, unos más profundos, otros más cerca de la superficie, visualizamos los posibles cambios acontecidos con el paso del tiempo. En el primer caso, hablamos de sucesos "sincrónicos", mientras que en el segundo de "diacrónicos".

Un arqueólogo empeñado en reconstruir un conjunto de actividades llevadas a cabo en un mismo espacio, generalmente deberá realizar una excavación teniendo en cuenta todo lo que les he contado anteriormente. Comenzará el trabajo delimitando el área en donde se va a excavar, mediante lo que llamamos cuadrícula. Esta consiste en plantar estacas en el terreno a distancias regulares para luego unirlas mediante hilos. El espacio que queda encerrado por la cuadrícula es en el cual desarrollaremos nuestra actividad. Los hilos no solamente sirven de límite, sino también de puntos de referencia a partir de los cuales a medida que vayamos extrayendo cuidadosamente capas de suelo, mediante el uso de herramientas como ser cucharines, pinceles, escobillas, estecas; y vayamos destapando el registro arqueológico, podremos ubicar cada objeto espacialmente (distancias y profundidad). Todo debe ser registrado hasta el más mínimo detalle, mediante fichas especiales, dibujos, fotografías; asignándole a cada objeto un número de inventario, para luego poder identificarlo fácilmente. La tierra que se saca se pasa por una zaranda, con fin de encontrar pequeñas cosas que se nos pudieron haber pasado por alto. Ser detallista y minucioso es muy importante ya que la excavación es una actividad destructiva, es decir no se puede realizar más de una vez en un mismo lugar. Toda información que nos hayamos olvidado de registrar es irrecuperable; se pierde para siempre. La pérdida de información reduce las posibilidades de interpretar que es lo que paso en el sitio que estamos trabajando.

Una vez terminada la excavación el hueco que queda debe ser tapado para evitar que se destruyan las paredes que han quedado al descubierto, así como los alrededores que no han sido excavados.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hasta ahora las ciencias sociales en la Argentina no tienen mucha presencia en la red, así que me alegra ver que aparezcan blogs como este. Hago sociocultural en Rosario, pero le avisaré a la gente de arqueología, a ver si se prenden o siguen tu ejemplo. Saludos.

Polkovnyk dijo...

Completamente cierto Esteban, pero poco a poco vamos apareciendo! Ojalá tu "campaña" tenga éxito, que aquí estaré esperando a todo aquel que quiera prenderse, tanto si es arqueólogo, antropólogo o de cualquier otra disciplina. Cerrarnos en nuestros campos es lo último que nos hace falta!! Saludos

Anónimo dijo...

Hola. Me gusta mucho tu blog, y veo que vuestra forma de trabajo es muy metódica y seria. Me gustaría saber si aplicais el método Harris en vuestras excavaciones, ya que a mí me parece muy interesante, pero quizá lo sea más para unas épocas que para otras. Por ejemplo para Prehistoria puede que no sea tan necesario. ¿Lo utilizaís vosotros?
Os deseo que encontreís muchas cosas, y una Feliz Navidad.

Polkovnyk dijo...

Muchas gracias por tus comentarios Selam! Espero poder mantener el interés, y que sigas pasando!!
Pues si, usamos Harris, y en general en el Noroeste Argentino es muy tomado en cuenta (Te recomiendo sobre todo, trabajos como los de Leandro D'Amore o los de Marcos Gastaldi, quienes trabajan en Antofagasta y en Ambato, respectivamente).
Por otro lado, dado que la matriz es un método, y como tal, completamente imbuído en teoría, su uso no depende tanto del tipo de sitio sino de las preguntas que se están realizando. Por otro lado, en Argentina no se utiliza el término prehistoria, más aplicable en el Viejo Mundo. Esto es así debido a que no creemos que la historia de los pueblos americanos se remonte solo hasta la llegada de los españoles. El uso de la escritura como quiebre conceptual no nos resulta para nada aplicable...
Saludos y un muy buen año!!!

Anónimo dijo...

Harris me parece que es el método más adecuado actualmente para aplicar en las excavaciones arqueológicas, lo que ocurre es que personalmente me parece más útil para algunas excavaciones que para otras, lo cual no quiere decir que no se pueda usar en todas, es solamente una experiencia personal.
En cuanto al tema de la Prehistoria, también por aquí existe un debate en cuanto a si se debe incluir la prehistoria dentro de la Historia, si es lo mismo o no,...(me refiero a la del Viejo Mundo). No entiendo muy bien a lo que te refieres al relacionar la escritura con la llegada de los españoles, porque creo que la escritura en América es anterior, ¿no?. La inscripción americana más antigua que conozco aparece en un bloque de piedra hallado en Lomas de Tacamichapa, en Veracruz (México), y pertenece a la Cultura Olmeca, con una antigüedad de hace unos 3.000 años (corrígeme si me equivoco). Eso fue mucho antes por lo tanto, y puede ser que haya más antiguas pero no se hayan encontrado. Y además, como bien dices, no tiene porque aplicarse el término prehistoria como estamos acostumbrados a hacerlo por aquí, es una mala costumbre.
Gracias por contestarme y trataré de leer algún trabajo de los que me recomiendas.
Saludos y también te deseo un muy buen año!!!

Polkovnyk dijo...

Es completamente cierto lo que decís, en América se han desarrollado diversos tipos de escritura, entre los cuales actualmente también se incluye el quipu, antes tomado sólo como un método de contabilidad. Sin embargo en todos los tiempos existieron (y existen) sociedades ágrafas. Esto es justamente el problema del término Prehistoria, que da a entender un antes y un después. Por otro lado, tradicionalmente se tomó como inicio de la "historia" a los momentos de la conquista, no solo por el hecho de que se generaliza el uso de la escritura, sino como forma de invisibilización del americano, dando a entender que "no poseen historia", lo cual lógicamente, es una falacia. Por esto y algunas cosas más, se hicieron más comunes las divisiones relacionadas a los aspectos económicos o políticos, los cuales, también generan ciertos problemas, pero al menos permiten el tratamiento de cada sociedad en forma particular, independiente y sin ser encuadradas dentro de cambios temporales generalizados.
Saludos!!