martes, 9 de diciembre de 2008

¿Cómo trabajamos? De la biblioteca al cucharín (parte final).

Todo el material y la información recopilada se trasladan posteriormente a un laboratorio. El trabajo en el mismo se puede resumir como el estudio de los materiales y muestras que hemos obtenido de la prospección o la excavación. Para empezar se debe realizar un inventario de todo el material recuperado, anotando descripciones detalladas de los objetos. Cada elemento del registro arqueológico proporciona un corpus de información que excede por mucho a aquella que se observa a simple vista. Los datos surgidos del análisis de las características físicas del objeto se suman a otros relativos al sitio en que fueron hallados y a las condiciones en que aparecieron, permitiendo reconstruir la sucesión de eventos que hicieron que esa pieza en particular llegara hasta ahí.

Cada una de las características que poseen dichos objetos, van a mostrarnos diferencias y similitudes entre ellos, de modo que podamos agruparlos por rasgos compartidos que nos parezcan relevantes para responder una pregunta en particular, como ser el material en que están hechos, su posible función, decoración, técnicas con que fueron hechos y muchos más. Estas agrupaciones son denominadas tipologías y son muy útiles a la hora de realizar estudios estadísticos, que sirven para indagar sobre diferentes cosas, como por ejemplo cuales eran las técnicas de fabricación cerámica, los tipos de decoraciones, los diferentes usos de las vasijas. Si dichas técnicas y estilos son muy variados podemos llegar a pensar que la fabricación de estos elementos podía ser realizada por cualquier miembro de una sociedad. Inversamente si se observa un alto grado de estandarización, podemos pensar que poca gente se dedicaba a esta tarea o que quienes la realizaban estaban controlados por un grupo de personas que establecían las pautas sobre como debían hacerse las cosas.

A conclusiones como estas llegamos a través de lo que se llama “inferencia”, o sea el proceso mediante el cual los objetos se conectan con una información que, en lo inmediato, no está contenida en ellos. Dicho procedimiento es el corazón de la actividad arqueológica, y el principal motivo de discusión entre arqueólogos. Es, además, el detonante de toda la larga cadena de actividades que le sigue a la recuperación de materiales en una excavación; todos los análisis que se realicen sobre las piezas, la búsqueda de datos relativos al sitio y las condiciones en que fueron halladas, así como la construcción de modelos hipotéticos. Todas las tareas se verán afectadas por aquella parte de la información que se infiere de un sitio. La interpretación final de un determinado registro arqueológico depende, en gran medida, del ejercicio de inferencia realizado por el arqueólogo. A más información tengamos sobre un sitio más confiables serán las inferencias que hagamos sobre él; a menos datos tengamos, más probabilidades de equivocarnos a la hora de hacer interpretaciones.

Finalmente, todos los pasos anteriores, desde los antecedentes, pasando por la descripción de la evidencia encontrada, los resultados de los análisis en laboratorio y las interpretaciones derivadas de ellos, se conjugan en una instancia en la cual los arqueólogos debemos de algún modo comunicar nuestras conclusiones a la sociedad, esto puede realizarse mediante la publicación de escritos en revistas y libros, documentales en la televisión, charlas en las escuelas, muestras en museos, y cualquier otro medio de difusión que se les ocurra.Museo Arqueológico La Puerta (Ambato - Catamarca)

Charla en el Polimodal de la misma localidad.

1 comentario:

Polkovnyk dijo...

La foto del "análisis cerámico" una truchada, jeje!! La saqué a las apuradas para usarla en el pps de la charla de la foto de más abajo...El tiesto es de un sitio del Valle de Hualfín, y yo trabajo en La Puerta (Ambato); y la ficha no es de siglado ni nada por el estilo, sino prospección!! Ups!!!